viernes, 18 de mayo de 2012

Sergey Esenin en el Liceo 1 con los alumnos del 4to año.




Natalia Litvinova en los talleres de traducción del Liceo 1

Hoy: Sergey Esenin

Diez minutos después de hora la foto de equipo!



No sabría cómo traducir sus sonrisas tímidas, ni los silencios atentos, tampoco sus bromas. Pero así fue como los alumnos del Liceo 1 recibieron a Esenin, recién llegado de un viaje eterno. Les repartimos un poema, “La confesión de un granuja” y propusimos que jugaran a crear poemas, que intuyeran lo que un granuja podría gritar, que fueran él por un instante. Antes, y perdóname Sergey, tuve que contarles sobre tu errancia, tu ira necesaria, tu rebeldía frente y al mundo. Y ellos leyeron tu poema en ruso sin saber tu idioma. ¿Temblaste Sergey? ¿Alguna vez imaginaste que te leerían así en Buenos Aires?
Mientras yo miro en silencio, ruborizada, como ellos adivinan esos jeroglíficos, esas letras invertidas, algo pasa, se transforma, se vuelve más suave, y suena a poesía ese algo, es el murmullo de los chicos, aunque piensan que es tan solo un poema ellos ahora están traduciendo al mundo.

N.L.

2 comentarios:

  1. Hermosísimo trabajo, Natalia. Siempre he creído que la poesía anda más libre y más a gusto entre los niños, los jóvenes. Y sí creo que Sergey debe haber temblado y hasta Isadora en su breve travesía por su rebeldía y su ternura. Y debe haber resucitado una y otra vez tomado de ese murmullo.

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